miércoles, 5 de junio de 2013

Actos reflejos

Es un acto reflejo casi inventado, no lo controlo: a veces todavía cojo el teléfono para escribirte cualquier chorrada. Como el que se da la vuelta por la calle para coger de la mano a alguien que ya no está. 

Me sigo acordando de ti, mucho. Y de cómo estarás. Y, aunque creas que es un acto de soberbia, es el cariño más puro el que me hace sentir que me necesitas muchísimo a tu lado... y no me tienes. Porque no has querido, claro. Porque no has sabido. O por todo lo contrario. Y es que con nosotros no sirve aquello de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"; nosotros ya sabíamos de sobra lo que perdíamos y todo aquello que teníamos. Era mucho, aunque cada uno le diéramos un valor diferente. No creo que nadie te conozca como yo ni traduzca tus comportamientos como yo aprendí a hacer. Porque nunca has sabido pronunciar "te quiero", pero lo demostrabas de muchas otras maneras, y a mí me bastaban.




Que el rencor acumulado te hará seguir magnificando esos aspectos de mí que tanto odias ahora lo sé bien cierto. Y las pocas veces que pronuncies mi nombre serán para comentar lo aliviado que te sientes sin mi presencia (fíjate si te conozco), pero dentro de ti, cuando estás solo, quiero pensar que me recuerdas y todavía te ríes. Te ríes de nuestras conversaciones marcianas, del billete que queríamos cortar porque nos sabíamos calcular el cambio que nos tocaba a cada uno; del día que te viniste a casa con fiebre y una almohada bajo el brazo. Sé que ríes y también estoy convencida de que sonreirías ahora mismo, si me estuvieras leyendo. Pero no, no lo estás haciendo. De hecho, quizás por eso te escribo. Para convencerme de que no me lees porque no quieres y no te interesa. Y que quizás soy yo la única que sonríe cuando se acuerda de todo eso. Que tú no sabes exactamente con quién te ocurrió la anécdota del billete y tienes borrosos todos los viernes de los pasados ¿diez? años.

Yo me sigo acordando y sigo alargando la mano, pero ya sabes cómo de estúpidos son los actos reflejos.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Poesía eres tú <3 Haces que las ideas más tristes se conviertan en un precioso texto. Fan de tu pluma twinky

Anónimo dijo...

...Y así como se aprende a leer gestos y darle significado a los comportamientos...se aprende también a archivar este tipo de recuerdos en un compartimento un tanto recóndito que tenemos todos en nuestra memoria especialmente destinado para ellos.
Aunque parezca que no, éstos se reciclan y finalmente tienen prioridad los más inmediatos frente a los más nostálgicos. A medida que nuevas vivencias y nuevas personas lleguen a tu vida, estos recuerdos se van al archivador del fondo, al cajón metálico de abajo del todo para dar base y sustentar las futuras experiencias que están por venir. Ése recuerdo siempre estará allí, para que lo puedas consultar cuando lo necesites, como parte de tu vida que ha sido, pero piensa en la de cajones que hay vacíos aún por rellenar, y lo importantes que van a ser éstos nuevos. Así que para ellos necesitarás mucho espacio y una bonita sonrisa para darles la bienvenida.

M.