lunes, 14 de enero de 2013

Ojalá yo en una red carpet

Siempre he pensado (seguro que como más de una): "Si me invitaran a la gala de los Oscar y pudiera elegir el vestido perfecto, ¿qué me pondría?"

El primer pensamiento que se me ocurría es, por supuesto, ir de PRINCESACA. Sin dudas ni remordimientos. Un Marchesa con mucho encaje, mucho volante, transparencias y un vuelo como para esconder dentro a medio Los Ángeles.

Pero claro, una ya tiene una edad, un máster de Protocolo y muchas ediciones de red carpet a sus espaldas. El factor princesil es casi infalible, pero hay muchos otros factores que se deben de tener en cuenta antes de colocarnos los zapatitos de cristal como si el mañana no existiera. La pena es, por supuesto, que todas esas chicas que SÍ pueden acudir a ese tipo de eventos, años tras año, no le hayan dedicado el mismo tiempo que yo a sopesar pros y contras...

Bueno, el asunto es que aprovechando la ocasión (ayer se celebró la ceremonia de los Golden Globes, la perfecta unión entre la mejor TV y el mejor cine), vamos a repasar esas premisas que debemos tener en cuenta para juzgar los looks de nuestras famosas preferidas (y las odiadas) con un poquito de criterio y objetividad. A ver si llegamos a tiempo a los Oscar.

(Para ver mejor las fotos, clicad encima de ellas)


1. ¿Qué me apetece llevar?

Sintamos esa primera corazonada y hagamosle un poquito de caso. Está claro que no nos vamos a presentar a los Golden Globes con chandal, pero pensemos qué tipo de escote es el que nos hace sentir más guapas, qué tipo de estrechez estamos dispuestas a llevar... vamos, ¡qué nos pide el cuerpo!


2. ¿Qué me queda bien?

Importantísimo. Destaquemos nuestros puntos fuertes, no los escondamos... ni tampoco los sobreexpongamos, que todo cansa (ejem, Salma Hayek, hija, que nos sabemos de memoria la forma de tus lolazas). Ejemplo de una buena elección:  


Jennifer Lawrence; color favorecedor, corte perfecto, cintura increíble.

Y no la cagues con los complementos o el maquillaje. Potencia aquello que ya conoces y sabes que te queda mejor. En el caso de estas chicas, se someten a sesiones de maquillaje y peluquería muy diferentes muy a menudo, así que deberían saber cuáles son sus puntos flacos. Pues no... hay algunas que la lían parda.


Kaley Cuoco, la princesa que le cogió prestado el maquillaje a su malvada madrastra



3. ¿Qué edad tengo?
Va, en serio. No es tan difícil. Claro que a los 14 todas queríamos tener 18... y a los 50, 35; pero hagamos un ejercicio de ver un estilismo fuera de nuestro cuerpo y nuestro rostro. No vistamos a esa persona que un día fuimos o que un día seremos, amigas celebrities. Vestíos a vosotras mismas con vuestra vida y vuestras circunstancias. 

Dos ejemplos de mala elección; una que no llega y la otra que se pasa: a la izquierda, Jennifer López, nacida en 1969 y madre de dos hijos, interpretando a la Sirenita travesti. A la derecha Sarah Hyland, 1990 y sin hijos, en el papel de una bruja abuelil.

Y un ejemplo de los deberes bien hechos. Ariel Winter, de 1998. Aunque la ha pifiado otras veces, este año ha acertado con este look fresco y juvenil sin perder elegancia. Un ole por ella, aunque no vaya de largo.



4. ¿Qué pinto aquí?
Esta es una buena pregunta. Quizás una de las más importantes a la hora de vestir para la ocasión. 
No deberíamos vestir del mismo modo, por mucho que nos apetezca, si vamos a acudir al bautizo del sobrino de nuestra pareja, a la boda de nuestra mejor amiga o a la de nuestra hermana.

En este caso, el elemento diferenciador es: ¿qué pinto en esta gala?, ¿estoy nominada?, ¿vengo a acompañar a alguien?, ¿soy, simplemente, una invitada? Y aquí es donde pinchan, según mi punto de vista, la mayoría de las invitadas a estos eventos.


Porque todos sabemos que te mueres de ganas de ponerte la cola más larga del lugar, pero si únicamente eres la novia/mujer de un nominado a mejor actor secundario... no lo hagas. Y, muy a tu pesar si eres una persona tímida, no te enfundas en ese triste vestido negro si crees que es posible que te lleves el galardón a mejor actriz. ¿Vemos algunos ejemplos? 



Empezamos con los malos:

a) Lo he dado todo y sólo me conoce mi madre, que me ve desde casa.
Julianne Hough

b) Me van a dar el premio a mejor actriz de reparto. Sé que me lo van a dar, y voy correcta. Únicamente correcta.
Anne Hathaway

Y seguimos con los buenos.

a) Mi marido está nominado a mejor director, pero yo también soy actriz. Voy guapa, favorecida, pero no me paso de la raya porque esta no es mi noche.



b) Me han nominado a mejor actriz de serie dramática y soy inglesa, así que tengo que dejar el listón alto, pero no me puedo pasar. Y no lo hace, no. Amazing.


Michelle Dockery

c) Tengo mi estilo propio (los vestidos con corte sirena). Esta noche estoy nominada. Voy favorecida, brillo con luz propia.

Sofía Vergara
Podría ilustrar cada punto con mil y una fotos pero, si somos creativos, estos 4 pasos son suficientes para saber por dónde van los tiros. Porque no sólo debemos juzgar los looks bajo nuestro gusto personal o las tendencias que se lleven en ese momento, sino que ser adecuado y saber cuál es el lugar y el momento correcto son las pistas definitivas para triunfar en cualquier década y en cualquier ocasión.

Seguramente nunca pisaremos la alfombra roja de los Oscar, pero oye, esto se extrapola fácilmente a cualquier BBC o evento en el que queramos lucirnos como las princesas que somos, aunque cada una a su manera ;)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo mejor: "lo he dado todo y sólo me conoce mi madre"
Lo peor: Yo haría eso jajajajajaja

Carrie ;)

Jill dijo...

Me flipa tanto el vestido de Julianne Hough... lo duro es que no sea Anne Hathaway que lo lleva, que es la que sí que pintaría destacando. Pero no. T_T

worm dijo...

La verdad es que lo de Kaley Couco no me extraña. Desde que vi este video da igual lo que se ponga o como se maquille que me dan ganas de aporrearla hasta la muerte, yo diría que simplemente es así de gilipollas.