lunes, 17 de octubre de 2011

Soy una hater

No sé si será por las series en sí o más bien por mí, pero desde hace un tiempo me he convertido en una hater. Vamos, que no es que odie a todo el mundo y esté amargada... sino que le he cogido manía a muchos de los personajes de las series que me entretienen semanalmente.
La lista de "series con más personajes a los que quiero ver muertos" la encabeza, sin ningún lugar a dudas, Anatomía de Grey.


Ya empezamos mal nuestro camino juntos... Meredith Grey me caía como una patada en la espalda desde el capítulo 1 (o quizás el 2). Su rostro, siempre encogido en una mueca de no entender nada de lo que sucede; su actitud de persona sin ganas de vivir y pocas veces motivada... bueno, os podéis hacer una idea aproximada.

Pero mi relación con "Anatomía" ha ido a peor. A día de hoy, no soporto a la mitad del casting y los capítulos (emitidos los jueves en USA) se me amontonan en una carpetita sin que me apetezca en absoluto echarles un ojo.

Hace años me sucedió lo mismo con una serie A.F (Antes de mi Frikismo), Las chicas Gilmore. Pasé de desternillarme con sus aventuras, a no entender las acciones de ninguna de sus protagonistas y abandoné la serie cuando me quedaban dos capítulos para llegar a la series finale. Ya no me interesaba lo que les pudiera pasar porque sabía que acabarían bien... ¡y no se lo merecían! La madre, Lorelay, era una inmadura que no conocía consecuencia alguna y caprichosa hasta decir basta. La hija, Rory, se convirtió en una sabionda, pedante sosa y altiva que desdibujó por completo al personaje inicial.


La pregunta es, ¿qué hago ahora? Abandonaría Grey's Anatomy sin mirar atrás, pero seguramente esta sea la última temporada de la serie y me gustaría ver cómo acaba la cosa... a ver si, con suerte, explota una bombaca (todo es posible en el Seattle Grace) y la última imagen que se ve es la de Christina Yang agonizando. De ahí, a pantalla en negro y créditos. ¡Qué alegría!
(Vale, ahí me he pasado)