En mis notas de preescolar y primaria, como en las del común de los mortales, ya se podía entrever las cosas que se me iban a dar bien en la vida y también aquellas de las que iba a cojear inexorablemente. En parvulitos se leía: "Crisis es muy buena alumna. Es despierta, presta atención y siempre participa en clase, peeero habla demasiado"; en primaria la cosa pasaba a: "Progresa adecuadamente. Sin embargo, habla mucho y distrae a sus compañeros". En secundaria el asunto ya no sólo se le dejaba por escrito a mis padres en el boletín de notas, sino que recuerdo perfectamente el día que, en medio de una clase de francés (y en medio de una de mis chácharas con la compi de al lado...) mi tutora me interrumpió con un grito y me dijo: "¡¡¡¡Crisis!!!!, tú serías buenísima periodista, porque a ti te dejan una noche entera delante de un micro y no tendrías problemas"
Además de ser, sin quererlo, el desencadenante de mi temprana vocación (al final le hice caso y soy licenciada en Periodismo) ese momento me ha vuelto a la mente taaaantas veces en la vida, que creo haberlo convertido en un referente a la hora de explicar mi forma de ser o las anécdotas que me pasan en la vida. La que os cuento hoy, por ejemplo, es una de ellas.
Como sabéis, hace una semana que he empezado un máster en Madrid. La primera asignatura que hemos tenido trataba de cómo hablar correctamente en público, así que la práctica de clase eran cinco minutos de exposición por alumno sobre cualquier hecho de la vida de esa persona, ya podía ser algún hecho importante o simplemente alguna motivación o hobby que se quisiera explicar.
Yo no soy una de esas personas radicales en cuanto a política o de opiniones tajantes. Me gusta razonar, escuchar y respetar. Sin embargo, hay un tema en el que me vuelvo un poco loca: el maltrato a los animales. Me convierto una defensora acérrima y pierdo bastante los papeles cada vez que me toca discutir sobre la caza, las corridas de toros, los encierros, los circos y un largo etc. así que en el momento de elegir tema se me pasó por la cabeza "iluminar" a alguno de mis compañeros con algunas de esas cosas que no se quieren escuchar porque molestan. Pero no. Mi intención es llevarme bien con toda la gente que pueda en el máster, ya que en Madrid se podría decir que empiezo desde cero y me conviene encontrar nuevos amigos. Lo que yo no podía controlar era que alguien más sacara el tema... y eso mismo ocurrió.
Total, que se lió parda. La chica que expuso era de Greenpeace; algunos salieron en su contra, otros a favor y mi mano se alzó sola, casi sin poder controlarlo, y empecé a soltar esos argumentos que podría recitar con los ojos cerrados por haberlos repetido en millones de ocasiones (somos el único animal que mata por entretenimiento, no es necesario torturar para comer, los toreros son unos sádicos,etc, etc.) a lo que mi profesora intervino:
Profe: bueno, yo he escuchado a toreros decir que ellos también sienten pena por el animal.
Compi de Greeenpeace: Ja!!!!
Crisis: hombre, yo eso no me lo creo en absoluto, por favor.
Profe: pues yo sí lo creo.
Crisis: nada. Ellos disfrutan sintiéndose superiores y humillando al animal.
Profe: no es así... te lo puedo decir porque, bueno, mi padre es CURRO ROMERO.
Crisis: ...
Así que ya veis. Tal y como me dijo mi profe: "Crisis es muy buena alumna. Es despierta, presta atención y siempre participa en clase, peeero habla demasiado"
¡¡ Que tengáis buen fin de semana y disfruteis de una escalofriante y aterradora noche de Halloween!! ;)
