jueves, 15 de julio de 2010

Sangre, arena y alegría para la vista

-->La serie de la que voy a hablar hoy, y que ya os he mencionado y re-mencionado, se llama “Spartacus: blood and sand” (en castellano: “Espartaco: sangre y arena”) y ya podéis imaginar más o menos cual es el argumento del show televisivo… Efectivamente, la serie va sobre Espartaco, el tracio que se rebeló contra los romanos y que fue obligado (como tantos otros) a ser gladiador y a derramar sangre en la arena para que otros se divirtieran y vieran alimentado su orgullo patrio.

Mi primer motivo para ver la serie, además de la recomendación de mis amigos (que fue muy del estilo de la actualización “eso te pasa por friki”) fue sencillamente ésta:


Ese es Espartaco. Buen reclamo para ganar espectadores, ¿no creéis? Si a eso le sumamos la estética de la serie, que es muy de mi gusto, el rollito 300 (con su cámara lenta y su sangre de mentirijillas saliendo por todas partes en todo momento) y que me describieron la finale de la primera (y única, por ahora) temporada como un festín para el espectador, ya tenemos el resultado: Crisis ve la serie como Crisis que se llama.

Una vez se ha pasado el piloto, que es malo hasta decir basta, todo lo demás sólo va mejorando poco a poco. El vocabulario no es apto para menores (no sé cuantas veces habré escuchado cock, cunt y demás repertorio genital angloparlante) y creo que sólo un capítulo se desarrolla sin escenas de sexo explícito (explicitísimo).

Además, existen otras curiosidades que le dan su juguillo a la serie. Una de ellas es la siguiente; venga, a ver si la conocéis:


Sí, es ella. Es Xena, la princesa guerrera. Pero con quince años más y unos cuantos quilos de femineidad (que no de grasa... maldita ella) en su cuerpo. Aquellos a los que algún día Xena les dio su morbillo tienen en Spartacus un filón de mucho cuidado: tengo más vistas sus tetas que las mías. Salen más a menudo ellas que el mismo Spartacus (creo que estoy exagerando, pero una vez empiezo ya es difícil pararme…)

En resumen, que la serie está bien. Algo diferente, con objetivos diferentes a los del resto de shows que he visto este año, un reparto y un atrezzo dignos de ser vistos, una contextualización histórica bastante aceptable, aunque con algunos puntos un tanto ridículos para aquellos que esperan “algo más”.

Lo que más me gustó fue el retrato de la moral de los personajes principales. A pesar de que Spartacus es nuestro héroe, queremos que gane todo lo que se proponga y le veneramos durante todos los capítulos, no es un bendito. Quiere mucho a su mujer, pero no es el típico personaje irreal que se nos presenta siempre de “o mi mujer o prefiero quedarme casto y puro toda la vida” digamos que, si tiene que hacer el sacrificio, lo hace. Tampoco es ese que en realidad es todo bondad y se pasa de tonto. El chico le pete palizas sin sentido a aquel que le parece y sólo se hace amigui de uno de sus compañeros gladiadores. Aún así, él es bueno, lo sabemos, pero no es un personaje plano. Y como él, todo el reparto.


El programa ha sido renovado para una segunda tanda de capítulos. La producción se retrasó debido a que al protagonista (Andy Whitfield) le fue diagnosticado el linfoma no-Hodgkin, pero debido al retraso, Starz (la cadena emisora de la serie) anunció que está desarrollando una precuela de seis episodios que se emitirá allá por enero. Ahora que Whitfield (gracias a Dior) está totalmente recuperado, ya se ha comenzado la producción, así que yo creo que habrá blood and sand para rato.

2 comentarios:

LA TETA REINA dijo...

Diooooooooooooosssssssss!!!!, con ese reclamo quien puede resistirse...QUE BÁRBARO!!!

Tomo nota!

Cristina dijo...

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