domingo, 16 de noviembre de 2008

Decidir


La palabra decidir parece ser una de las más humanas del diccionario; una de esas que demuestran características poderosas del hombre. El verbo decidir parece tener fuerza de por sí. Imaginense: "Rosa ha decidido tener el niño"/ "Rosa tendrá al niño". Suena fuerte, ¿no? como arraigado a actos importantes, pero pensemos... ¿cuántas de esas veces en las que decidimos no hemos sido nosotros mismos, sino las condiciones en las que nos encontramos, las que han tomado esa decisión por nosotros?¿He decidido yo lo que quiero ser en la vida o lo han hecho mis circunstancias?¿Decidí yo enamorarme de ÉL o lo decidió ÉL mismo con cada una de sus acciones, con cada una de sus miradas? ¿Cuánto de lo que yo decido lo decido yo? ¿Qué parte de mi vida ha sido fruto de mi decisión?

Supongo que hacerme el este blog lo ha sido, ¿o no?

1 comentario:

Johannes A. von Horrach dijo...

Disculpa la intromisión, mademoiselle, pero me lo pone a huevo, deformación (semi)profesional mediante: ¿sabe que la palabra decidir, que viene del latín 'decidere', significa algo así como cortar? Se podría decir que se trata de algo así como la necesidad de cortar (decidir) un hilo cuando éste se va alargando demasiado. Decidir algo siempre nos deja fuera de campo algunas cosas, aunque sin decidirse no se puede vivir, claro.

Disculpe por el ladrillo.

saludos